Ken Bugul entre el feminismo y la literatura.

Apenas cien metros separaron las dos vidas parisienses de la escritora senegalesa Ken Bugul (Ndoucoumane, 1947).

La primera la llevó en volandas, deslumbrada, por los recovecos de la bohemia y turbulenta locura de Saint Germain de Près, donde llegó a convivir en triángulo amoroso con una pareja homosexual, experimentó con drogas y pasaba las veladas poniendo una nota de indeseado exotismo en exposiciones, conciertos y eventos literarios. La segunda, en Saint Germain Faubourg, la encajonó en la orilla pija del Sena, desayundando a diario una bandeja plena de tortillas de trufa, caviar y champán que acomodaba sobre la falda y matando el hastío entre viajes de lujo y disputas con un peluquero japonés que jamás antes tocó cabello afro.

En sus años de experimentación y libertad, Marietou, que así se llama en realidad esta novelista, discutía de arte con hombres y mujeres que sólo deseaban colar su perfecta desnudez de ónice entre sus sábanas, intentando que la tomaran en serio y dejaran de interrogarle sobre el África que dejó atrás. En la zona burguesa de su biografía, se le agrisó una existencia en la que las únicas anomalías eran las pieles de otros pocos negros con los que se cruzaba: aquellos que barrían metódicamente las anchas y elegantes avenidas que dan a la torre Eiffel, el Quai d’Orsay y el museo Rodin.

Antes de París, Ken Bugul vivió tres traumas vitales: el abandono de su madre cuando tenía apenas cinco años, el descubrimiento de sus antepasados galos en la escuela francesa y reconocerse por primera vez negra en un espejo de una calle de Bruselas, junto a una tienda de pelucas y contra el trasfondo gris de una marea de belgas blancos. Después de París llegaría la soledad de la calle en Senegal, rechazada por su familia, sin dinero ni amor ni otra cosa que las estrellas haciéndole guiños sincopados en lo alto de un cielo tinto. Sin otro consuelo que la comprensión de las hojas de un cuaderno en el que vomitar un dolor aplazado.

Ken Bugul se sinceró sobre todas estas experiencias y recuerdos en dos escenarios diferentes: el Festival Periplo en Puerto de la Cruz (Tenerife) y el Festival del Sur en Agüimes (Gran Canaria). En ambos casos, relumbrando en el corazón de un plantel de autores, periodistas y artistas, mayoritariamente hombres, que hacían desear al público asistente que las veladas de charlas y debates no acabaran nunca: Rosa María Calaf, Javier Reverte, Nico Castellano, Pepe Naranjo, Mbuyi Kabunda, Antonio Lozano, etc. etc. etc.

La novelista senegalesa habló de más cosas.

Afirmó que se niega a considerarse víctima de su pigmentación o de un cromosoma: jamás achaca sus desencuentros con la vida a la negritud o la femineidad. También precisó que su nombre (su alias literario significa «nadie me quiere» en wolof) es un amuleto, un salvoconducto que le permite escribir lo que le place y como lo desea sin que la misma muerte le pida cuentas. Reflexionó en voz alta que ha escrito sobre religiones, medio ambiente y todos los pretextos que interesaron e interesan a su mente curiosa, viva. Que relaciona sus libros con olores, con canciones, con colores; que duerme amarrada a su portátil y buscándole la carnalidad a las teclas con las que trabaja, como antes buscó el consuelo táctil de los cuadernos y los bolígrafos que utilizó mientras vivía en la calle. Glosó con nostalgia las maravillas de la vida callejera, de la que no reniega, que incluso extraña. Y reivindicó la inmensa suerte de vivir en África, donde tantas cosas pasan.

 

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El Baobab enloqueció; Novela de iniciación con un gran componente autobiográfico, en donde la protagonista va consumiendo etapas vitales, desde la niñez en un pueblo lejano de la Ndoucoumane senegalesa, pasando por la educación en el colegio colonial, la progresiva pérdida de la conciencia social y arraigo y el viaje de aprendizaje a Occidente becada por una fundación. En Bruselas experimentará el choque de las dos culturas con interesante puntos de vista por la perspectiva que ofrece la distancia, de lo que es África y lo que es Occidente, para descubrir muy pronto por sus propios ojos lo que no le enseñaron en los libros, allá en el colegio francés. Se va a encontrar entre dos mundos, sin saber a ciencia cierta de a cual pertenecer. Novela de rabiosa actualidad, donde el lector por boca de una estudiante extranjera, aprende a valorar la sensación que produce el desarraigo, la pérdida de las raíces y la falta de ubicación en un medio que no siempre es favorable.

 

Ken Bugul

Escritora senegalesa cuya obra, prácticamente biográfica, cuenta con los títulos: Le Baobab fou, Cendres et braises, Riwan ou le chemin de sable, La Folie et la mort, De l’autre côté du regard.
Ken Bugul, «la que nadie quiere», es el seudónimo de Mariètou Mbaye Biléoma, novelista senegalesa, autora de obras como El baobab que enloqueció, en las que usando la autobiografía explora los dilemas de las mujeres en la diáspora senegalesa y la herencia colonial.

Nació en 1948 en Ndoucoumane, Senegal, cuando su padre tiene ya 85 años de edad. Tras acabar la secundaria en el Liceo Malick Sy de Thiès, comienza sus estudios universitarios en Dakar, obteniendo una beca para acabar su especialización en Bélgica. De vuelta en Senegal, se casó en 1980 con un anciano morabito formando parte de su harén y convirtiéndose en la vigésimo octava esposa. Cuando muere su marido, pocos meses después del matrimonio, trabajó en Dakar, en el departamento de planificación familiar para el bienestar senegalés.

Su obra, prácticamente biográfica, cuenta con los títulos: Le Baobab fou (1982), Cendres et braises (1999), Riwan ou le chemin de sable (1999), La Folie et la mort (2000) y De l’autre côté du regard (2003).

En una entrevista concedida a El Períodico de Aragón señala que, durante sus casi 60 años de vida ”he vivido de cerca la violencia de género, la prostitución e incluso el mundo de las drogas». Experiencias que, como reconoce Bugul, «me han ayudado a ser escritora».

Actualmente residen en Bení y está considerada como una de las grandes escritores africanas de este siglo.

Rear Window – KEN BUGUL: NOBODY WANTS HER

 

Compilación realizada por Lorena Lacaille.

Iris Murdoch, la escritora que desentraña «la alma humana»…

Iris Murdoch, nacida en Dublín en 1919, es considerada una de las novelistas más importantes del siglo XX. Criada en el seno de una familia acomodada de clase media, escribió su primera novela, Bajo la red (considerada por la revista Time como una de las 100 mejores novelas de la literatura inglesa del XX), en 1954, aunque antes había publicado ensayos sobre filosofía, incluyendo el primer estudio escrito en inglés sobre Jean-Paul Sartre. Iris Murdoch publicó veinticinco novelas más, entre las que cabe destacar El castillo de arena (1957), La campana (1958), La cabeza cortada (1961), El sueño de Bruno (1969), El príncipe negro (1973, Premio James Tait Black Memorial), Henry y Cato (1976), El mar, el mar (1978, Premio Booker) y El caballero verde (1993). En 1995 comenzó a padecer los devastadores efectos del mal de Alzheimer, que al principio atribuyó a un mero “bloqueo de escritor”. En 1997 fue galardonada con el Golden Pen Award por toda su carrera. Falleció en 1999, y sus cenizas fueron esparcidas por el jardín del crematorio de Oxford.

Las novelas de Murdoch son a veces intensas y extrañas, plenas de humor negro y giros impredecibles en sus argumentos; diseccionan la fachada civilizada de las clases altas en las que sus personajes se mueven. Sobre todo, sus personajes han de verse con cuestiones de moral, y los conflictos entre el bien y el mal son habitualmente presentados en escenas mundanas que ganan en fuerza mítica y trágica mediante el modo ingenioso en que son representados. Aun cuando sus novelas son refinadas intelectualmente, muchas veces son melodramáticas y cómicas, enraizadas, según sus propias palabras, en el deseo de contar “un buen cuento divertido”.

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Murdoch estuvo muy influida por filósofos como Platón, Freud, Simone Weil y Sartre, y por los novelistas ingleses y rusos del siglo XIX. Sus novelas incluyen con frecuencia personajes alegres, mascotas amables y a veces un personaje masculino demoníaco y poderoso que impone su voluntad sobre los otros. Según la misma Iris, este tipo de hombre fue modelado sobre su amante, el ganador del premio Nobel Elias Canetti.4

Aunque en principio escribía de un modo realista, Iris otorgó cierta ambigüedad en su trabajo haciendo uso de un engañoso simbolismo, y mezclando elementos de su fantasía en sus escenas descritas con precisión. El unicornio (1963) puede ser leída y disfrutada como una novela gótica muy elaborada, o tal vez como una parodia de la escritura gótica. El príncipe negro (1973) es un estudio notable sobre la obsesión erótica, y el texto deviene complicado, sugiriendo múltiples interpretaciones, cuando los personajes secundarios contradicen al narrador y al misterioso “editor” del libro.

Iris Murdoch fue premiada con el Booker Prize en 1978 por El mar, el mar, una delicada novela acerca del poder del amor y la pérdida.

Adaptaciones
Muchos de sus trabajos han sido adaptados para TV. J.B. Priestley dramatizó su novela Una cabeza cortada, que fue dirigida por Richard Attenborough en 1971, y protagonizada por Ian Holm.

El film de Richard Eyre, Iris’ de 2001 está basado en los recuerdos de su marido5 mientras Iris desarrolla el mal de Alzheimer, con la actuación de Judi Dench y Kate Winslet como la vieja y joven Iris, respectivamente.

Obra
Ficción

Bajo la red (1954)
El vuelo del Encantador (1956)
El castillo de arena (1957)
La campana (1958)
Cabeza cortada (1961)
Una rosa no oficial (1962)
El unicornio (1963)
La joven italiana (1964)
El rojo y el verde (1965)
Tiempo de ángeles (1966)
El agradable y el bueno (1968)
El sueño de Bruno (1969)
Un hombre accidental (1971)
Una derrota bastante honorable (1970)
El príncipe negro (1973)
La sagrada y profana máquina del amor (1974)
Henry y Cato (1976)
El mar, el mar (1978)
Monjas y soldados (1980)
El buen aprendiz (1985)
El libro y la hermandad (1987)
Mensaje al planeta (1989)
El caballero verde (1993)
La negra noche (1993)
El dilema de Jackson (1995)
Filosofía

Sartre: racionalista romántico (1953)
La soberanía del Bien (1970)
El fuego y el sol (1977)
La metafísica como guía a la moral (1992)
Existencialistas y místicos (1997)
El LaMa’ encantado (1992)
Teatro

Cabeza cortada (con J.B. Priestley, 1964)
La muchacha italiana (con James Saunders, 1969)
Las tres flechas y Los sirvientes y la nieve (1973)
Los sirvientes (1980)
Acastos: Dos diálogos platónicos (1986)
El príncipe negro (1987)
Poesía

Un año de pájaros (1978)
Poemas por Iris Murdoch (1997)

 

 

Cuando Marian, una joven curiosa y sensible, es trasladada a Gaze para trabajar como institutriz apenas tiene idea de lo que le espera. Encerrada en una suerte de castillo-prisión la aguarda Hannah, una mujer de rasgos mitológicos y espíritu angelical cuya historia parece estar escondida de todos. Una extraña comitiva de familiares y sirvientes guarda a esta mujer, como un unicornio, del exterior, por motivos que Marian desconoce. Pronto la joven comprenderá que todos en esa casa guardan algún extraño secreto y que Gaze dista mucho de ser un hogar como otro cualquiera.

La fantástica capacidad de Murdoch por hacer ver las entrañas del alma humana hace de El Unicornio una novela emotiva, escalofriante y misteriosa sin que ella aconteza ninguna de las típicas acciones que le dan a una novela estas características. Lo profundo de las obras de Iris Murdoch parte más de su tremendo afán de desenterrar los deseos humanos que de muertes, asesinatos o intrigas policíacas. En su narrativa, como ya se puede ver en otras grandes obras como La Campana, priman los espacios cerrados: caserones donde se condensan sentimientos, emociones y miedos. Alrededor de Hannah, Murdoch consigue construir un mundo aparte de la sociedad de su época: una serie de personajes que viven por y para salvaguardar una rutina en ocasiones destructiva; en otras simplemente increíble.

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El Unicornio tiene más trazas de novela decimonónica que contemporánea, aunque la sutil rebeldía de la escritora se hace patente en muchos de sus diálogos. Los personajes tienen poco de convencional, y los espacios místicos que Murdoch es capaz de crear se convierten en un hervidero de pasiones. Nada de lo que acontece en Gaze parece normal y, sin embargo, es tremendamente humano. A medida que Marian va descubriendo los porqués de la vida en la casa, se va adaptando a ella, va comenzando a supurar emociones, a temer y amar a un tiempo a los habitantes de ese lugar casi mágico, a proteger a Hannah en lugar de ser su institutriz. La eterna diatriba entre libertad y seguridad atenaza la obra, convirtiéndose el hogar por momentos en una cárcel, y los habitantes en una suerte de carceleros.

Iris Murdoch es capaz, en esta novela, de hacer florecer los más intrépidos sentimientos humanos sin recurrir, por ello, a un argumento enrevesado. Los diálogos y los monólogos interiores destacan en esta historia, donde lo más vulnerable es protagonista, y el resto contingente. Una buena forma de acercarse a la obra de Murdoch, y una manera – quizás mejor – de descubrir buena literatura.

 

Compilación realizada por Lorena Lacaille.

 

«The Demon Dog»: James Ellroy

Cuando presenta un libro ante un auditorio, suele pronunciar este discurso de bienvenida: «Buenas tardes, mirones, merodeadores, pederastas, oledores de bragas, canallas y proxenetas. Soy James Ellroy, el perro diabólico, el búho loco, la voz gutural de la muerte, el caballero blanco de la extrema derecha… Soy el autor de 16 libros, todos obras maestras que preceden a todas mis futuras obras maestras. Mis libros te dejarán con la piel escariada y secada al vapor, con la corbata tiesa. Son libros para toda la puta familia, sobre todo si eres de la familia Manson»

Entregado a tomarse muy en serio, al menos en público, la etiqueta que le ha colgado la crítica, que le considera «the ‘Demon Dog’ of american crime fiction» («el Perro Diabólico de la literatura policíaca de los Estados Unidos»), Ellroy, nacido en 1948 en Los Ángeles (EE UU), es un escritor de novela negra que trasciende el género y lo desempolva de artificios, clichés y lugares comunes para dar con un lenguaje que tiene el mismo ritmo que el bebop del jazz: dominado por los stacattos, las notas separadas entre sí por silencios que dicen tanto como la nota en sí misma, y estructurado también sobre las muy musicales aliteraciones.

James Ellroy nació en Los Angeles en 1948. Su madre trabajaba como enfermera y tenía problemas con la bebida y su padre era contable. Al divorciarse sus padres en 1954, su madre, Jean Hilliker Ellroy, obtuvo la custodia del hijo y se trasladó con él a El Monte (un barrio deprimido de Los Angeles). Ella sería asesinada en 1958 y el asesino nunca fue capturado.

James Ellroy publicó en 1996 Mis rincones oscuros, un relato autobiográfico del asesinato de su madre y de la reinvestigación del caso que él mismo realizó en 1994. Como un joven muchacho perseguido por el fantasma de su madre, Ellroy se convirtió en ladrón, alcohólico, drogadicto y pervertido sexual que espiaba a las mujeres. Se introducía en domicilios ajenos para robar comida o ropa interior femenina y por ello pasó algún tiempo en la cárcel. En ocasiones llegó a declararse nazi y realizó declaraciones en contra de judíos y negros.

Se convirtió en un ávido lector de novelas policíacas y empezó a estructurar sus fantasías en forma narrativa, y cuando a la edad de diez años su padre le regaló el libro The Badge: a history of the LAPD de Jack Webb, se obsesionó con el mismo y lo estudió repetidamente. Desarrolló una fascinación obsesiva con el asesinato, y en este libro descubrió la historia del horrible asesinato y mutilación de Elizabeth Short, La dalia negra, sobre cuyo crimen y los personajes que intervinieron en el mismo escribiría más tarde en el L.A. Quartet. La obsesión, comenta Ellroy con conocimiento de causa, es buena, si logras sobrevivir a la experiencia. Asimismo considera que «la historia de América en el siglo XX es la historia de los crímenes cometidos por malvados hombres blancos.»

La mayor parte de sus primeros 30 años de vida los dedicó a vagabundear, al alcohol, al abuso de las drogas, a pequeños delitos y al flirteo con la enfermedad mental. El inicio de su recuperación coincidió con el viaje que realizó a Kansas City. Poco después encontró trabajo como caddy en algunos clubes de golf de Los Angeles y se hospedó en un hotel barato. Entró en Alcohólicos Anónimos en agosto de 1977 y dejó la bebida. Mientras caminaba seis días a la semana por el campo de golf, empezó a controlar su pasión narrativa por el crimen y a soñar despierto con una novela, que empezaría a escribir a comienzos de 1979. A la edad de 30 años publicó su primera novela, Requiem por Brown, que recreaba su propia vida. En 1985 comenzó a escribir La dalia negra, en un intento explícito de combinar el asesinato de su madre con el famoso caso que tanto le obsesionó en su juventud. La novela, que dedicó a su madre, apareció en 1987 y obtuvo un gran éxito.

Otra de sus novelas, American Tabloid, fue calificada en 1995 novela del año por la revista TIME. El novelista William Vollman dijo de ella en el New York Times Book Review: «Una obra de arte extraordinariamente controlada». Y Los Angeles Times comentó acerca de Ellroy: «No es simplemente un excelente escritor de ficción policíaca. James Ellroy se está convirtiendo en uno de los grandes escritores norteamericanos de nuestro tiempo.» En Europa se le considera una especie de semidiós cultural del género «negro» y está más estrechamente identificado con Los Angeles que cualquier otro escritor desde Raymond Chandler. Prácticamente toda su obra anterior a American Tabloid transcurre en Los Angeles, principalmente en la ruda y racista pre-Miranda, Los Angeles de la década siguiente a la Segunda Guerra Mundial. Las cuatro novelas que preceden a American Tabloid – La dalia negra, El gran desierto, LA Confidential y Jazz blanco – se conocen colectivamente como el LA Quartet., y comprenden una obscura y obsesiva anti-historia de su ciudad natal en los años cincuenta.

 

SU OBRA NEGRA, MUY NEGRA
Requiem por Brown (1981).

Sangre en la luna (1983).

La Dalia Negra (1987).

El gran desierto (1988).

L. A. Confidential (1990).

Jazz blanco (1992).

América (1995).

Mis rincones oscuros (1996).

Seis de los grandes (2001).

Noches en Hollywood (2009, escrita originalmente en 1994).

Sangre vagabunda (2010).

A la caza de la mujer (2011).

Perfidia (2015)

 

Perfidia sitúa su compleja trama policial en Los Ángeles, justo tras el bombardeo de Pearl Harbour y la consiguiente locura racista contra los japoneses que vivían en la ciudad. “Su internamiento en campos no fue para tanto. Estuvo mal, pero no tiene nada que ver con lo que hicieron los nazis o los rojos”, defiende Ellroy.

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Trabajador obsesivo, en los dos años y medio que le llevó escribir Perfidia no hizo otra cosa, encerrado en su mundo. Ahora reúne notas para la segunda parte. ¿Y cuando termine este Cuarteto, cuando complete su historia? “Seré viejo, seguiré siendo un currante y estaré en forma, así que más me vale inventarme algo”, afirma entre risas.

¿Cuál es su mejor novela? “Esta última”. ¿Y si quitamos esta? “La anterior, y así sucesivamente. Soy cada vez mejor” resume con una sonrisa antes de hablar de sus influencias. Ellroy asegura que no lee nada actual del género negro, pero reconoce ciertas referencias: Joseph Wambaugh, gran retratista del trabajo policial en L.A.; Libra, de Don DeLillo, y las novelas históricas de Joseph Mallon, especialmente Watergate. Policías, conspiración y bajos fondos de la política. El círculo vicioso del genio incansable de la ficción criminal.

 

James Ellroy on the story behind Perfidia
Overheard with Evan Smith

 

James Ellroy on 60 minutes

 

Compilación realizada por Lorena Lacaille.

 

«La prostituta feliz»: Xaviera Hollander.

Xaviera Hollander, también llamada La madame alegre, nació el 15 de junio de 1943. Ha sido prostituta, empresaria del sexo (madame), escritora, autora, productora teatral,1 y empresaria hostelera entre otras cosas.
Nació con el nombre de Xaviera de Vries en Surabaya, Indonesia, en lo que entonces se conocía como las Indias Orientales Holandesas. Al poco de nacer, durante la Segunda Guerra Mundial, estuvo en un campo de concentración japonés con su familia. Su padre era judío y su madre holandesa. Después de finalizar la guerra, se mudaron a Ámsterdam. Posteriormente, Xaviera se trasladaría a Sudáfrica y después a Nueva York, donde se convertiría en prostituta. Ha llevado una vida intensa, viviendo en numerosos países, entre ellos España. Habla varios idiomas y es de origen judío.2 Saltó a la fama por su libro The happy hooker (La prostituta feliz), que fue traducido a varios idiomas y vendió millones de copias.3 Además de éste, ha publicado varios libros relacionados con el sexo y la prostitución. Es considerada un icono de la liberación sexual.4 Durante años, tuvo una columna de opinión en la revista, de contenido erótico, Penthouse, donde daba consejos sobre sexualidad. En la actualidad (2008), vive entre Ámsterdam (Holanda) y Marbella5 (España), donde posee diversos negocios, como un hotel en Ámsterdam.6

Aunque se consideraba heterosexual, Hollander mantuvo una relación de larga duración con una mujer llamada Dia que empezó en 1997. 7 En enero de 2007, se casó en Ámsterdam con Philip de Haan, un hombre holandés diez años más joven que ella.

¿Cómo pudo una joven de su formación, con una familia estable de la que era hija única, optar por una vida que resultaba más que escandalosa? Su caso rompía con el modelo de la joven que, surgida de una familia pobre, ejerce la prostitución sólo como una forma de sobrevivencia.

Al respecto, relata que su padre y su madre siempre le decían: “Haz lo que quieras, pero no te hagas puta” Sin embargo, más tarde descubrió que “yo disfrutaba el dinero, el sexo y también el poder Siempre me gustó tener el poder”
Comenta que nunca ha sido hipócrita y que siempre se ha conducido con honestidad, al punto de que no tiene empacho en hablar de sus relaciones heterosexuales y homosexuales En su opinión, el humor y la honestidad fueron determinantes para el éxito de su primer libro, porque no tuvo que inventar nada Ella era y es una persona feliz
“Todavía me parece muy extraño ser famosa De la noche a la mañana, en 24 horas, la prensa quería hablar conmigo Me pregunté a mí misma qué significaba todo eso Pasé de prostituta a feminista Me di cuenta de la hipocresía de todo Yo fui honesta cuando muchos que se escandalizaban también iban con prostitutas”
Afirma que su madre se entristeció cuando vio la portada de una revista en Holanda que la presentaba como “Nuestra Xaviera Hollander” En cuanto a “mi padre, estaba ya muy enfermo cuando salí en la portada de esa revista; gracias a Dios él nunca supo Vivió varios años más, pero no estaba en condiciones de enterarse, pues había tenido un ataque cerebral”
Más allá de esto, se considera pionera de la liberación sexual femenina en Estados Unidos, donde a mediados de los años sesenta había discriminación en los centros laborales, en las escuelas y hasta en las leyes, que entonces prohibían hasta el uso de anticonceptivos
“En mis libros comencé a usar el lenguaje que usa la gente: pene, vulva, y también dije: ‘Mujeres, los hombres quieren su orgasmo y siempre lo tienen, 1-2-3 y ya Por qué no dicen a los hombres: Oye, si tú quieres un orgasmo, tienes que darme uno primero a mí’”.

La mujer feliz acepta que también tiene cicatrices, recuerdos dolorosos, como la falta de comida en Indonesia a causa de la guerra –desde entonces, “la comida es mi trauma”–, o la pérdida de un bebé
Sobre esta experiencia, relata: “Cuando tenía 33 años, tuve un embarazo Perdí al bebé y casi perdí mi vida Fue moralmente devastador Me dije: Voy a comenzar a comer, y me corté el pelo Ya no quería ser la puta feliz”
No obstante, su propio carácter le ha permitido sacar el lado humorístico hasta del exceso de peso, escribiendo artículos sobre cómo ser voluminosa y, sin embargo, feliz “Nunca miento sobre mi peso No miento sobre mi edad Tampoco me he hecho nunca una cirugía facial porque, como estoy gorda, la cara está estirada… Mis tetas, siempre las tuve grandes; se cayeron un poco, pero es todo”
El caso es que, después de su aborto, no volvió a concebir No le atraían las niñas, y piensa que si hubiese tenido un hijo lo habría hecho homosexual con su carácter dominante
–De haber tenido una hija, ¿la habría encauzado a la prostitución como forma elegante de vida?
–No, no, no La vida de prostituta es muy solitaria –confiesa– Es un negocio muy solo, hay que ser muy fuerte para poder hacerlo Yo lo que he querido siempre es ser líder No sólo una puta en la calle o en el bar, no En cualquier cosa que hubiera hecho, habría sido una líder No soy una seguidora, de ninguna manera
En su último libro, Child no More, apunta que su padre, además de escritor y médico respetable, gustaba de la bohemia e invitaba frecuentemente a músicos y otros artistas a su casa Muchas veces, él tenía relaciones amorosas con las visitantes femeninas Su madre, celosa, comenzó a hacer lo mismo, y Xaviera los observaba a escondidas, como señala la sinopsis del libro
Su actual matrimonio con Philip, quien es diseñador de joyas y 10 años menor que ella, le da seguridad “Él había tenido un matrimonio de 22 años Yo no quería una relación de seis meses o un año Quería a alguien por más tiempo, que viera por mí al ser más grande A mí me gusta viajar y a él le encanta Me quiere y me cuida Es un encanto Cuando yo muera, él se quedará con una parte importante de las casas, y no tendrá que pagar el 60% de impuestos fijado para las herencias Tenemos un contrato, pero le digo que si quiere matarme ahora, será rico”

Obra

Es autora de varios libros, entre ellos destacan los siguientes:

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The Happy Hooker: My Own Story (1971)
Xaviera goes wild (1974)
The best part of a man (1975)
Xaviera’s Supersex: Her Personal Techniques For Total Lovemaking (1976)
Xaviera’s magic mushrooms (1981)
The inner circle (1983)
Fiesta of the flesh (1984)
Happily hooked (1985)
Erotic enterprises (1985)
Prisoner of the firebird (1986)
The kiss of the serpent (1987)
Kind af (2001)
Child No More: A Memory (2002), libro sobre la pérdida de su madre.

 

Películas
La vida y obra de Hollander han inspirado varios filmes:

The Life and Times of Xaviera Hollander (1974) dirigida por Larry G. Spangler8
The Happy Hooker (1975) de Lynn Redgrave
My Pleasure is my business (1975) de Al Waxman en Internet Movie Database (en inglés)
The Happy Hooker Goes Hollywood (1980)
Transit (1992)
Xaviera Hollander, the Happy Hooker : portrait of a sexual revolutionary (2008) de Robert Dunlap en Internet Movie Database (en inglés)

 

The happy hooker

 

Compilación realizada por Lorena Lacaille.

«Sin cuervos» ni «redención»: John Hart, el Gigante de la novela negra.

 

Hay autores que uno se encuentra casi por casualidad y que sabe tras unas cuantas páginas que le han atrapado, posiblemente para siempre. Autores que lees y no paras de preguntarte dónde habrás tenido la cabeza para no descubrirlos antes, escritores que construyen un mundo que te toca la fibra, unos personajes que te llegan. Me ha ocurrido con John Hart (Durham, Carolina del Norte, 1965), autor de No hay cuervos (Pàmies, traducción de Cristina Alegría), una novela sobre una infancia perdida, sobre el mal como maldición del alma, sobre la violencia intrínseca al ser humano, sobre la desesperación. Una acertada mezcla de Huckleberry Finn y lo mejor de las novelas de Daniel Woodrell que no deja a nadie indiferente.

Hart ganó el Edgar de novela negra por este libro. Ya lo había obtenido con su anterior obra (Down River) lo que le convierte en el único autor que ha conseguido este galardón por dos novelas consecutivas. Ahora les daré algunas pistas del porqué. No lo olviden, lean y disfruten.

En el prólogo de No hay cuervos, un niño extraño y solo atraviesa Carolina del Norte en autobús, de noche, entre el recelo y la indiferencia de sus compañeros de viaje. Busca algo, cueste lo que cueste, y la crudeza del relato de su empeño en conseguirlo marca al lector para el resto de la novela.

El niño es Johnny Merrimon, tiene 13 años y su vida está destrozada desde que 12 meses atrás desapareciese su hermana melliza. Vive y sufre cosas que ningún niño debería sufrir, pero no desiste y pelea. Su madre, consumida por la pena, ahoga el dolor en las pastillas y las drogas y se deja arrastrar por un novio rico y poderoso, un depredador cocainómano que la maltrata y la hunde. Su padre, huyó ante el peso de las recriminaciones y el dolor. A Johnny todo esto le consume pero sigue adelante, se escapa de casa cada noche, busca con su bicicleta y el mapa de los delincuentes sexuales de la zona un rastro de su hermana. Leer cómodamente en casa, al abrigo de la seguridad del hogar, la descripción de esas vidas en descomposición vistas por los ojos de un niño de 13 años roto para siempre genera desazón. Lean, si no:

“Mucha gente no está bien. En eso tiene razón el policía. Johnny había husmeado a través de más verjas y ventanas de las que podía recordar. Había llamado a puertas a distintas horas y había visto lo mal que estaban algunas personas. Había visto las cosas que hacían algunos cuando creían estar solos y nadie les veía. Había visto a niños esnifando droga y a ancianos comer comida tirada en el suelo. Una vez vio a un predicador en ropa interior con el rostro encendido, gritando a su mujer mientras esta lloraba. Todo aquello no debería ocurrir. Pero él no era ningún idiota. Sabía que los locos pueden parecer gente normal, así que procuraba no llamar la atención y se encargaba de llevar los cordones de los zapatos bien atados y una navaja en el bolsillo. Era prudente. Y también inteligente”.
La desaparición de otra niña lleva la histeria a Raven County, zona ficticia basada en Rowan County, donde creció el autor. Un universo lleno de desigualdad, violencia y espiritualismo, descrito por Hart con un lenguaje duro, parco en adjetivos, certero y a veces brutal. La búsqueda de esta otra niña pone en escena a Clyde Hunt, hasta antes de la desaparición de la hermana de Johnny, Alyssa, un padre de familia modélico, policía de prestigio, ahora hundido en una vorágine interminable de frustración y huida hacia delante. Sabes que su lucha es justa, que hace lo correcto aunque sea equivocando los medios, pero no puedes evitar la congoja de verlo hundido y acorralado.

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No conviene contar mucho más. Sólo recomendar una novela llena de fuerza, con un niño que ha perdido la fe en todo, que no cree, que sigue movido por “la súplica dulce y caliente de la venganza”, que busca en su amigo Jack y su espíritu aventurero un ancla para no hundirse del todo.

Hart fue agente de bolsa, piloto de helicópteros, abogado y barman en un pub de Londres. Por entonces ya escribía, pero asegura que no se encontraba entre los privilegiados que tienen el don de trabajar y escribir luego hasta las cuatro de la mañana. Por eso decidió dejarlo todo y ponerse a escribir y a cuidar de su familia. Qué gran decisión. Cómo lo celebramos. No quería terminar sin subrayar la labor de editoriales pequeñas como Pàmies, que nos traen estos pequeños hallazgos con una determinación casi suicida. Vive le noir!

 

Hay autores que no entiendes por qué triunfan y otros que nunca te explicas por qué no llegan al público. A esta segunda nómina pertenece un gigante de la novela negra contemporánea en su más amplio sentido, el único escritor que ha ganado dos veces seguidas el Edgar a la mejor novela, un hombre con ecos de Woodrell, de Lehane, con una voz propia para mirar al lado oscuro del sueño americano. Es John Hart (Durham,Carolina del Norte, 1965) y hoy hablamos de él porque la editorial Pamiès ha tenido la valentía de publicar Redención (con traducción de Cristina Alegría), un libro sobre la venganza, la incomprensión y lo irracional de la violencia. Un nuevo golpe del autor en el panorama negrocriminal desde las premisas que ya desarrolló en No hay cuervos (también en Pamiès).

A saber: un policía, en este caso mujer, absolutamente jodido por su trabajo, por la vida, por lo que sea; un niño que ya no lo es y que busca la manera de paliar el dolor causado por un mundo que ya comprende demasiado bien; padres disfuncionales y acabados y mucha intensidad. Unos libros basados en el convencimiento de que la novela negra es también el género literario del ahora, de la incomprensión social, del dolor.

Pero ¿de qué va Redención? Elisabeth Black es una policía entregada a su trabajo, que nunca quiso ser otra cosa, que ve el mundo con ojos de policía. Hija de un predicador con quien tiene serios problemas, Black se enfrenta ahora a una acusación de homicidio por meterles 18 balas en el cuerpo a dos violadores pillados in fraganti mientras destrozaban la vida de una adolescente de clase alta. Black, obsesionada con la redención de la chica, sobrepasa varios límites que le meten en otros tantos líos.

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Por otro lado, Gideon, 13 años, vive con la idea de matar a Adrian, policía modélico, mentor de Black y que ahora sale de la cárcel tras pasar 13 años encerrado por matar a la bella Julia Strange, madre de Gideon, con cuya salvación también está obsesionada la buena de Black. ¿Intenso? Pues esas son las primeras páginas.

A partir de aquí se desarrolla una potente historia en la que cada actor tiene razones poderosas para hacer lo que hace, esté equivocado o no, y que plantea serios problemas morales al lector ¿Ha matado Adrian a Julia? ¿Quién fue si no? ¿Tiene derecho Gideon a vengar a una madre que no llegó a conocer ? ¿Y Adrian a vengarse de quienes le arruinaron la vida? ¿Black es una heroína, una muestra de la peor violencia policial o un poco las dos cosas? ¿Cuánto odio puede acumular una víctima de violación?

Los personajes no podrían responder a estas preguntas fácilmente, porque no están construidos desde el maniqueísmo, sino desde la complejidad y los matices.

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La prosa de Hart, su mezcla acertada de acción y reflexión evita que el libro se convierta en un culebrón. La trama, que acierta al complicarse, mantiene al lector hasta el final, que no es tan grandioso como en No hay cuervos, pero que no estropea el conjunto. Atrévanse . Pasen , lean, sufran y disfruten.

 

Compilación realizada por Lorena Lacaille.

Pacifista y escritora: Arundhati Roy

Arundhati Roy nació el 24 de noviembre de 1961 en Shillong (India). Pasó su juventud entre Kerala y Delhi, lugar este último donde estudió arquitectura, sin concluir la carrera.

Su juventud la pasó en Aymanam, Kerala, y estudió en Corpus Christi. A sus 16 años se trasladó a Delhi y comenzó un estilo de vida que podríamos llamar bohemio. Vivía en una cabaña y vendía botellas para poder ganarse la vida. Más tarde estudió arquitectura en la Delhi School of Architecture, donde conoció a su primer marido, el arquitecto Gerard Da Cunha.

En el año 1984 conoció a su segundo marido Pradeep Kishen y comenzó a trabajar en el cine. Hizo un papel en la película «Massey Sahib», y escribió guiones para las películas «In which Annie Gives it those ones» y en «Electric moon», así como en la serie de televisión «The banyan tree».

Esta escritora y activista política, a pesar del gran éxito cosechado a nivel mundial con su primera novela «El dios de las pequeñas cosas», se decantó finalmente por la literatura de no ficción y la política, publicando varios ensayos y apoyando a diversas causas sociales y medioambientales.

Arundhati Roy se convirtió en una defensora pública del pacifismo y en 2004 le fue concedido el Premio Sídney de la Paz. Sus investigaciones sobre la violencia en la guerrilla india maoista han provocado que sea perseguida en su país.

Arundathi Roy se confiesa gran admiradora de James Joyce y Nabokov. Esta autora obtuvo el Premio Booker en 1997 con «El dios de las pequeñas cosas».

Arundhati considera a Nelson Mandela, Gandhi y a Martin Luther King como sus tres maestros, y dice que ellos son los precursores de la no violencia en el siglo XX. Es a ellos a los que cita en muchas de sus intervenciones y movilizaciones, como en el movimiento en contra de la construcción de la gran presa Narmada, la cual ha provocado la inundación de una gran extensión de terreno que ha hecho perder su hogar a miles de indios.

A pesar de la fuerza que está adquiriendo, Arundhati no quiere ser famosa ni quiere convertirse en un icono de la antiglobalización como le han descrito en ciertos medios.

EL dios de las pequeñas cosas

Roy, Arundhati

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Ésta es la historia de tres generaciones de una familia de la región de Kerala, en el sur de la India, que se desperdiga por el mundo y se reencuentra en su tierra natal. Una historia que es muchas historias. La de la niña inglesa Sophie Moll que se ahogó en un río y cuya muerte accidental marcó para siempre las vidas de quienes se vieron implicados. La de dos gemelos Estha y Rahel que vivieron veintitrés años separados. La de Ammu, la madre de los gemelos, y sus furtivos amores adúlteros. La del hermano de Ammu, marxista educado en Oxford y divorciado de una mujer inglesa. La de los abuelos, que en su juventud cultivaron la entomología y las pasiones prohibidas. Ésta es la historia de una familia que vive en unos tiempos convulsos en los que todo puede cambiar en un día y en un país cuyas esencias parecen eternas. Esta apasionante saga familiar es un gozoso festín literario en el que se entremezclan el amor y la muerte, las pasiones que rompen tabúes y los deseos inalcanzables, la lucha por la justicia y el dolor causado por la pérdida de la inocencia, el peso del pasado y las aristas del presente. Arundhati Roy ha sido comparada por esta novela prodigiosa con Gabriel García Márquez y con Salman Rushdie por sus destellos de realismo mágico y su exquisito pulso narrativo.

CURIOSIDADES:

– En varias ocasiones se ha relacionado la novela «El dios de las pequeñas cosas» de Arundhati Roy con el realismo mágico que escribieron autores como Gabriel García Márquez. Esta autora disiente al respecto, asegurando que su novela no puede clasificarse dentro de este género, ya que en ella lo que predomina es una «imaginación febril» aunque real, «la imaginación de los niños».
OBRAS PRINCIPALES:
– Retórica bélica
– El final de la imaginación
– El álgebra de la justicia
– El dios de las pequeñas cosas

CITAS, FRASES, DECLARACIONES Y POÉTICA:

– (Sobre la India): «Conocemos muy buenas historias. Así que hay muchos cuentos salvajes, antiguos. Es un pueblo con mucha literatura, no necesariamente escrita».

– «Una de las responsabilidades de los artistas en general, y del escritor en particular, es cuestionarlo todo».

– «No existe ningún realismo mágico en mi literatura. Cualquier magia que aparezca está en la imaginación de los niños que aparecen en los libros, que no conocen aún los límites que separan lo mágico de lo real. Así que se puede decir que, para ellos, no se trata de realismo mágico sino de magia real».

– «No quiero convertirme en ese tipo de persona que acepta definirse según las expectativas de los demás. La novela está ahí. Ya no es mía. Está en el mundo. No importa si yo hago algo o dejo de hacerlo. Si desaparezco mañana a nadie le importa».

– «Mi política a la hora de escribir es la de poder ser entendida en el mayor número de lenguas indias posibles y, realmente, la gente en India está más familiarizada con mis columnas de opinión, con mis escritos políticos, que con mis novelas».

– «No me considero una activista. Sigo siendo escritora, aunque escriba no ficción. Es triste pensar que los escritores sólo tienen que hacer algo que no suponga compromisos sociales, como si fuesen unos simples animadores. Eso degrada la definición del escritor. Especialmente ahora, en estos tiempos tan complicados, es muy importante para nosotros utilizar el poder del arte, el cine o la música para hacer frente a lo que sucede».

 

Libro para recomendar: El Dios de las pequeñas cosas

 

Compilación realizada por Lorena Lacaille.

Filosofía y Literatura medieval las banderas de Umberto Eco.

En ‘Número Cero’, Umberto Eco escribe una parodia feroz sobre el periodismo y la política

De tantas malformaciones como ha concebido el periodismo en su historia es posible que alguna encaje en la trama que Umberto Eco ha urdido en Número Cero. Dado el carácter instrumental que con frecuencia han tenido los periódicos para toda suerte de causas, incluso nobles, alguien debe de haber tenido alguna vez la idea de crear un periódico no para ser leído por el público, sino para extorsionar a los poderes establecidos con el propósito de buscarse un hueco entre ellos. Bastan unos pocos periodistas debidamente dirigidos y apenas unas decenas de ejemplares para intimidar a los destinatarios seleccionados. Todo muy barato e higiénico, sin el coste de su publicación, que siempre deja un reguero de sangre. Chantaje low cost.

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Los hechos discurren en Milán, año 1992, unas semanas después de que el fiscal Antonio di Pietro destape los sobornos pagados a un político socialista por la adjudicación del contrato de limpieza de la residencia de ancianos Pio Albergo Trivulzio. Ésta sería la primera estación de la Tangentopoli, que en dos años arrasaría a la clase política reinante desde la caída del fascismo para desembocar en el primer Gobierno de Berlusconi, cuyo holograma se adivina tras la figura del commendatore Vimercate, editor de este diario que nunca verá la luz.

Número Cero es una parodia feroz del periodismo. Su reportero más aguerrido, por nombre Braggadocio, exclama en plena fiebre investigadora que “los periódicos no están hechos para difundir sino para encubrir noticias” mediante el método de ahogarlas bajo una inundación. Algo que Internet ha llevado al paroxismo. “Sucede el hecho X, no puedes obviarlo, pero, como pone en apuros a demasiada gente, en ese mismo número te marcas unos titulones que le ponen a uno los pelos de punta y tu noticia se ahoga en el gran mar de la información”.

El director de esta redacción fantasmal veta incluso en los números cero cualquier noticia que pueda rozar los intereses del propietario, se trate del asesinato del juez Falcone a manos de la Mafia o de los sobornos a políticos para conseguir contratos. La realidad es apenas un elemento aleatorio que debe someterse a la voluntad de amedrentamiento.

A falta de las tramas góticas que tanto ama, Eco se sirve de las delirantes investigaciones del reportero Braggadocio para dibujar una gigantesca red conspirativa que por espacio de medio siglo habría dominado la historia política de Italia desde la caída de Mussolini. Detrás de la intensa actividad terrorista registrada en los años de plomo (década de los setenta), el periodista encuentra sistemáticamente la larga mano de la Operación Gladio, una organización secreta creada por la CIA en Europa occidental para impedir la llegada al poder de los comunistas y cuya existencia confirmó Andreotti en 1990.

La transcripción literal de la autopsia de Mussolini tras su ejecución y posterior linchamiento en 1945 da pie al periodista a sostener que el difunto no era el dictador fascista sino un doble, sobre la base de que el informe forense no había registrado dolencias hepáticas previamente diagnosticadas. Y a partir de ahí elabora una rocambolesca fuga que a través del Vaticano y con ayuda de los americanos le habría conducido a Argentina bajo la sombra protectora de Perón. Borghese habría intentado devolverlo al poder en 1969 con su golpe de opereta de los guardias forestales, aunque lamentablemente el anciano dictador de 86 años habría fallecido en el viaje.

Nada relevante que ocurra en esos años en Italia escapa a la autoría intelectual de Gladio, tanto si los ejecutores son neofascistas bajo sus órdenes directas o unas Brigadas Rojas convenientemente infiltradas. Los atentados de Piazza Fontana o la estación de Bolonia, el asesinato de Aldo Moro, la eliminación del papa Luciani, el escándalo financiero del Banco Ambrosiano o el atentado contra Juan Pablo II son en la mente enfebrecida del periodista episodios de una estrategia de la tensión alentada desde el propio Estado. En ese periódico que nunca saldrá a la luz no falta el espía que informa a los servicios secretos de las peligrosas conclusiones de ­Braggadocio, que pagará su delirio con un disparo por la espalda.

Número Cero es una parodia del periodismo pero también de los políticos y aun de los jueces de un país que no ha sido capaz de fijar una versión fidedigna de su historia más reciente.

 

Umberto Eco: «Para deslegitimar a alguien es suficiente con decir que ha hecho algo» – Salvados

 

Escritor, filósofo y semiólogo italiano

Nació el 5 de enero de 1932 en Alessandria, Piamonte.

Fue uno de los trece hijos de Giulio, un contable que sirvió en tres guerras.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Umberto y su madre Giovanna se trasladaron a un pequeño pueblo de montaña piamontés. Eco, su apellido, supuestamente es un acrónimo de ex caelis oblatus (en latín: un regalo de los cielos), que le fue dado a su abuelo (un expósito) por un funcionario de la ciudad.

Su padre le instó a convertirse en abogado pero entró en la Universidad de Turín para estudiar filosofía y literatura medieval. Doctorado con la tesis El Problema Estético de Santo Tomás, sobre Tomás de Aquino. Durante sus estudios universitarios, dejó de creer en Dios y se apartó de la Iglesia Católica Romana.

Después trabajó como editor cultural para la emisora estatal Radiotelevisión Italiana (RAI) y y fue profesor de Estética entre 1956 y 1964. Algún tiempo después, ejerció en la Universidad de Milán durante dos años, antes de convertirse en profesor de Comunicación visual en Florencia en 1966. Formó parte de Gruppo 63, junto a artistas, pintores, músicos y escritores, con los que había hecho amistad en la RAI, y que se convirtió en una importante influencia en su carrera como escritor. Fue durante este periodo cuando publicó sus estudios Obra Abierta (1962) y La estructura ausente (1968). Entre 1969 y 1971 dio clases en la Universidad Politécnica de Milán y en 1971, pasó a ser profesor de Semiótica en Bolonia.

Su primer trabajo propiamente de semiótica fue La Estructura Ausente, aparecido en 1968, que precedió a su libro más completo sobre el tema, Tratado de Semiótica General (1975). Se hizo popular con dos novelas, El nombre de la rosa (1981) historia detectivesca que se desarrolla en un monasterio en el año 1327, y El péndulo de Foucault (1988), fantasía acerca de una conspiración secreta de sabios. Su obra maestra, El nombre de la Rosa fue adaptada para el cine (1986) por el director francés Jean-Jacques Annaud.

En 2004 publica La misteriosa llama de la Reina Loana, y en 2010 El cementerio de Praga, sobre un falsificador con doble personalidad contratado por servicios secretos de varios países europeos. Este se desenvuelve en un medio altamente antisemita y como obra cumbre de la conspiración resulta ser el autor de los conocidos Protocolos de los sabios de Sion.

En febrero de 2000 creó en Bolonia la Escuela Superior de Estudios Humanísticos. La ‘Superescuela’, como se la conoce en Italia, iniciativa académica sólo para licenciados de altísimo nivel destinada a difundir la cultura universal. También es secretario (y fundador desde 1969) de la Asociación Internacional de Semiótica.

Doctor honoris causa por 25 universidades de todo el mundo, entre ellas, la Complutense (1990), la de Tel Aviv (1994), la de Atenas (1995), la de Varsovia (1996), la de Castilla-La Mancha (1997) y la Universidad Libre de Berlín (1998). Posee numerosos premios y condecoraciones, como la Legión de Honor de Francia y el Premio Príncipe de Asturias en el año 2000.

La última de sus obras como autor de novelas de éxito y ensayos de semiótica, estética medieval o filosofía, fue Número cero, una mirada crítica sobre la crisis del periodismo que, advertía, empezó “en los cincuenta y sesenta, justo cuando llegó la televisión”.

Umberto Eco falleció a las 22.30 en su casa de Milán la noche del viernes 19 de febrero de 2016, a los 84 años de edad.
Obras

Novela

El nombre de la rosa, 1980
El péndulo de Foucault, 1988
La isla del día de antes, 1994
Baudolino, 2000
La misteriosa llama de la Reina Loana, 2004
El cementerio de Praga, 2010
Número cero, 2015

Otras obras seleccionadas

El problema estético en Tomás de Aquino, 1956
Arte y belleza en la estética medieval, 1959
Opera aperta, 1962
Diario mínimo, 1963
Apocalittici e integrati, 1964
Las poéticas de Joyce, 1965
La definición del arte, 1968
Socialismo y consolación, 1970
Las formas del contenido, 1971
Il segno, 1973
Las costumbres de casa, 1973
El beato de Liébana, 1973
Sociología contra psicoanálisis, 1974
Trattato di semiotica generale, 1975
Introducción al estructuralismo, 1976
El superhombre de masas, 197 Desde la periferia del imperio, 1977
Función y signo: la semiótica de la arquitectura, 1980
De Bibliotheca, 1981
Semiótica y filosofía del lenguaje, 1984
De los espejos y otros ensayos, 1985
El signo de los tres, 1989
El extraño caso de la Hanau 1609, 1990
Los límites de la interpretación, 1990
La búsqueda de la lengua perfecta, 1993
Seis paseos por los bosques narrativos, 1994
Kant y el ornitorrinco, 1997
Cinco escritos morales, 1997
La estrategia de la ilusión, 1999
La bustina de Minerva, 2000
El redescubrimiento de América, 2002
La historia de la belleza, 2005
La historia de la fealdad, 2007
El vértigo de las listas, 2009
Cultura y semiótica, 2009
La nueva Edad Media, 2010
Nadie acabará con los libros, 2010
Confesiones de un joven novelista, 2011
Construir al enemigo, 2013
Historia de las tierras y los lugares legendarios, 2013

Patricia Highsmith la Maestra del género negro.

Es la reina de la ambigüedad moral, la escritora capaz de hacer que amemos a un psicópata de la talla de Tom Ripley, la gran diseccionadora de la naturaleza humana. Adorada, no suficientemente reivindicada y copiada hasta la saciedad, Patricia Highsmith (1921-1995) dejó una huella indeleble que sigue recorriendo al género negro. La reedición en Anagrama de toda su obra y la publicación de Sus… pense. Cómo se escribe una novela de misterio (Círculo de Tiza) junto con la influencia brutal que ha ejercido en las autoras de los dos grandes best- seller mundiales del género en los últimos tiempos, Gillian Flynn y Paula Hawkins, la devuelve a la primera plana de la actualidad literaria.

Solitaria, huraña y genial, Highsmith huía de los escritores, de la gente, de las relaciones personales que atormentaron su vida privada durante un tiempo. Y, por encima de todo, adoraba escribir: “Cuando más disfruto de mi trabajo es sobre las cinco de la tarde. A esa hora ya empiezo a estar cansada y sé que aún me quedan tres páginas para acabar el día. El mundo podría estar acabándose a mi alrededor -ya ha pasado alguna vez- pero el trabajo perdura intacto, sin que nadie pueda manipularlo, siempre que sea sólido y sincero” , aseguraba en sus diarios.

Radical e independiente, a Highsmith no le hacía falta izar ninguna bandera para reivindicar, criticar y machacar con saña lugares comunes y atacar los pilares de la comodidad bienpensante. En los personajes y en los libros de la autora de Crímenes imaginarios, el feminismo, algo tan moderno como el horror vacui o la homosexualidad latente están muy presentes. “Es una mujer que siempre piensa al margen, de manera distinta a como pensamos el común de los mortales. Eso se ve muy bien en Los pequeños cuentos misóginos. Ella mujer, feminista, liberada, que debería defender a la mujer, escribe un libro en el que las mujeres parece que están todo el tiempo pidiendo a gritos que las asesinen”, comenta Ravelo recordando una de sus facetas menos conocidas, algo en lo que coincide con Salem. “Me fascina como cuentista. Tiene un cuento que se llama El papa de las zapatillas rojas que es estremecedor . Es una cuentista excelente y eso no abunda y la potencia de sus novelas lo ha ocultado”, asegura el hispanoargentino.

 

La perfecta señorita
[Cuento – Texto completo.]

Patricia Highsmith
Theodora, o Thea como la llamaban, era la perfecta señorita desde que nació. Lo decían todos los que la habían visto desde los primeros meses de su vida, cuando la llevaban en un cochecito forrado de raso blanco. Dormía cuando debía dormir. Al despertar, sonreía a los extraños. Casi nunca mojaba los pañales. Fue facilísimo enseñarle las buenas costumbres higiénicas y aprendió a hablar extraordinariamente pronto. A continuación, aprendió a leer cuando apenas tenía dos años. Y siempre hizo gala de buenos modales. A los tres años empezó a hacer reverencias al ser presentada a la gente. Se lo enseñó su madre, naturalmente, pero Thea se desenvolvía en la etiqueta como un pato en el agua.

-Gracias, lo he pasado maravillosamente -decía con locuacidad, a los cuatro años, inclinándose en una reverencia de despedida al salir de una fiesta infantil. Volvía a su casa con su vestido almidonado tan impecable como cuando se lo puso. Cuidaba muchísimo su pelo y sus uñas. Nunca estaba sucia, y cuando veía a otros niños corriendo y jugando, haciendo flanes de barro, cayéndose y pelándose las rodillas, pensaba que eran completamente idiotas. Thea era hija única. Otras madres más ajetreadas, con dos o tres vástagos que cuidar, alababan la obediencia y la limpieza de Thea, y eso le encantaba. Thea se complacía también con las alabanzas de su propia madre. Ella y su madre se adoraban.

Entre los contemporáneos de Thea, las pandillas empezaban a los ocho, nueve o diez años, si se puede usar la palabra pandilla para el grupo informal que recorría la urbanización en patines o bicicleta. Era una típica urbanización de clase media. Pero si un niño no participaba en las partidas de «póquer loco» que tenían lugar en el garaje de algunos de los padres, o en las correrías sin destino por las calles residenciales, ese niño no contaba. Thea no contaba, por lo que respecta a la pandilla.

-No me importa nada, porque no quiero ser uno de ellos -les dijo a sus padres.

-Thea hace trampas en los juegos. Por eso no queremos que venga con nosotros -dijo un niño de diez años en una de las clases de Historia del padre de Thea.

El padre de Thea, Ted, enseñaba en una escuela de la zona. Hacía mucho tiempo que sospechaba la verdad, pero había mantenido la boca cerrada, confiando en que la cosa mejorara. Thea era un misterio para él. ¿Cómo era posible que él, un hombre tan normal y laborioso, hubiese engendrado una mujer hecha y derecha?

-Las niñas nacen mujeres -dijo Margot, la madre de Thea-. Los niños no nacen hombres. Tienen que aprender a serlo. Pero las niñas ya tienen un carácter de mujer.

-Pero eso no es tener carácter -dijo Ted-. Eso es ser intrigante. El carácter se forma con el tiempo. Como un árbol.

Margot sonrió, tolerante, y Ted tuvo la impresión de que hablaba como un hombre de la edad de piedra, mientras que su mujer y su hija vivían en la era supersónica.

Al parecer, el principal objetivo en la vida de Thea era hacer desgraciados a sus contemporáneos. Había contado una mentira sobre otra niña, en relación con un niño, y la chiquilla había llorado y casi tuvo una depresión nerviosa. Ted no podía recordar los detalles, aunque sí había comprendido la historia cuando la oyó por primera vez, resumida por Margot. Thea había logrado echarle toda la culpa a la otra niña. Maquiavelo no lo hubiera hecho mejor.

-Lo que pasa es que ella no es una sinvergüenza -dijo Margot-. Además, puede jugar con Craig, así que no está sola.

Craig tenía diez años y vivía tres casas más allá.Pero Ted no se dio cuenta al principio de que Craig estaba aislado, y por la misma razón. Una tarde, Ted observó cómo uno de los chicos de la urbanización hacía un gesto grosero, en ominoso silencio, al cruzarse con Craig por la acera.

-¡Gusano! -respondió Craig inmediatamente.

Luego echó a correr, por si el chico lo perseguía, pero el otro se limitó a volverse y decir:

-¡Eres un mierda, igual que Thea!

No era la primera vez que Ted oía tales palabras en boca de los chicos, pero tampoco las oía con frecuencia y quedó impresionado.

-Pero, ¿qué hacen solos, Thea y Craig? -le preguntó a su mujer.

-Oh, dan paseos. No sé -dijo Margot-. Supongo que Craig está enamorado de ella.

Ted ya lo había pensado. Thea poseía una belleza de cromo que le garantizaría el éxito entre los muchachos cuando llegara a la adolescencia y, naturalmente, estaba empezando antes de tiempo. Ted no tenía ningún temor de que hiciera nada indecente, porque pertenecía al tipo de las provocativas y básicamente puritanas.

A lo que se dedicaban Thea y Craig por entonces era a observar la excavación de un refugio subterráneo con túnel y dos chimeneas en un solar a una milla de distancia aproximadamente. Thea y Craig iban allí en bicicleta, se ocultaban detrás de unos arbustos cercanos y espiaban riéndose por lo bajo. Más o menos una docena de los miembros de la pandilla estaban trabajando como peones, sacando cubos de tierra, recogiendo leña y preparando papas asadas con sal y mantequilla, punto culminante de todo esfuerzo, alrededor de las seis de la tarde. Thea y Craig tenían la intención de esperar hasta que la excavación y la decoración estuvieran terminadas y luego se proponían destruirlo todo.

Mientras tanto a Thea y a Craig se les ocurrió lo que ellos llamaban «un nuevo juego de pelota», que era su clave para decir una mala pasada. Enviaron una nota mecanografiada a la mayor bocazas de la escuela, Verónica, diciendo que una niña llamada Jennifer iba a dar una fiesta sorpresa por su cumpleaños en determinada fecha, y por favor, díselo a todo el mundo, pero no se lo digas a Jennifer. Supuestamente la carta era de la madre de Jennifer. Entonces Thea y Craig se escondieron detrás de los setos y observaron a sus compañeros del colegio presentándose en casa de Jennifer, algunos vestidos con sus mejores galas, casi todos llevando regalos, mientras Jennifer se sentía cada vez más violenta, de pie en la puerta de su casa, diciendo que ella no sabía nada de la fiesta. Como la familia de Jennifer tenía dinero, todos los chicos habían pensado pasar una tarde estupenda.

Cuando el túnel, la cueva, las chimeneas y las hornacinas para las velas estuvieron acabadas, Thea y Craig fingieron tener dolor de tripas un día, en sus respectivas casas, y no fueron al colegio. Por previo acuerdo se escaparon y se reunieron a las once de la mañana en sus bicicletas. Fueron al refugio y se pusieron a saltar al unísono sobre el techo del túnel hasta que se hundió. Entonces rompieron las chimeneas y esparcieron la leña tan cuidadosamente recogida. Incluso encontraron la reserva de papas y sal y la tiraron en el bosque. Luego regresaron a casa en sus bicicletas.

Dos días más tarde, un jueves que era día de clases, Craig fue encontrado a las cinco de la tarde detrás de unos olmos en el jardín de los Knobel, muerto a puñaladas que le atravesaban la garganta y el corazón. También tenía feas heridas en la cabeza, como si lo hubiesen golpeado repetidamente con piedras ásperas. Las medidas de las puñaladas demostraron que se habían utilizado por lo menos siete cuchillos diferentes.

Ted se quedó profundamente impresionado. Para entonces ya se había enterado de lo del túnel y las chimeneas destruidas. Todo el mundo sabía que Thea y Craig habían faltado al colegio el martes en que había sido destrozado el túnel. Todo el mundo sabía que Thea y Craig estaban constantemente juntos. Ted temía por la vida de su hija. La policía no pudo acusar de la muerte de Craig a ninguno de los miembros de la pandilla, y tampoco podían juzgar por asesinato u homicidio a todo un grupo. La investigación se cerró con una advertencia a todos los padres de los niños del colegio.

-Sólo porque Craig y yo faltáramos al colegio ese mismo día no quiere decir que fuésemos juntos a romper ese estúpido túnel -le dijo Thea a una amiga de su madre, que era madre de uno de los miembros de la pandilla. Thea mentía como un consumado bribón. A un adulto le resultaba difícil desmentirla.

Así que para Thea la edad de las pandillas -a su modo- terminó con la muerte de Craig. Luego vinieron los novios y el coqueteo, oportunidades de traiciones y de intrigas, y un constante río, siempre cambiante, de jóvenes entre dieciséis y veinte años, algunos de los cuales no le duraron más de cinco días.

Dejemos a Thea a los quince años, sentada frente a un espejo, acicalándose. Se siente especialmente feliz esta noche porque su más próxima rival, una chica llamada Elizabeth, acaba de tener un accidente de coche y se ha roto la nariz y la mandíbula y sufre lesiones en un ojo, por lo que ya no volverá a ser la misma. Se acerca el verano, con todos esos bailes en las terrazas y fiestas en las piscinas. Incluso corre el rumor de que Elizabeth tendrá que ponerse la dentadura inferior postiza, de tantos dientes como se rompió, pero la lesión del ojo debe ser lo más visible. En cambio Thea escapará a todas las catástrofes. Hay una divinidad que protege a las perfectas señoritas como Thea.

FIN

 

Patricia Highsmith

Escritora estadounidense

Nació el 19 de enero de 1921 en Forth Worth, Texas.

Sus padres se separaron antes de que naciese. Pasó los primeros años de su vida con su abuela y su juventud en el Greenwich Village de Nueva York.

Cursó estudios de Periodismo en la Universidad de Columbia y publicó su primer cuento a los veinticuatro años en la revista Harper´s Bazaar y cinco años más tarde saltó a la fama de la mano de Alfred Hitchcock, quien adaptó su primera novela, Extraños en un tren (1951).
Graham Greene le apodó «la poetisa del miedo».»

Descubrió muy pronto en su vida literaria que los asuntos que más le interesaban eran la culpa, la mentira y el crimen. Sus libros tienen como protagonistas a hombres y mujeres que atraviesan por situaciones comunes que se tornan peligrosas y los obligan a defenderse con una moral egoísta y tramposa. Sintió el rechazo por sus historias pesimistas y despiadadas, su conducta personal y por sus ideas políticas contrarias al ideal del «sueño americano». Debido a una prohibición de su editora, lanzó el libro The price of salt bajo el seudónimo Claire Morgan. La novela, que trataba de un amor homosexual, llegó al millón de copias y fue reeditada en 1991 bajo el título de Carol.

Creadora del personaje de Tom Ripley, un ex convicto y asesino bisexual, al que lanzó a la fama en 1955 en el libro El talento de Mr. Ripley, que luego fue llevado al cine en varias ocasiones. Dejó Estados Unidos en 1963 y se radicó en una pequeña casa en las montañas suizas. Tenía un semblante agrio, lo que no le impedía expresarse en público con singular cortesía. Se dedicó íntegramente a la literatura los 74 años que le tocó vivir. Su extensa obra así lo atestigua: más de 30 libros entre novelas, colecciones de cuentos, ensayos y otros textos. A los 17 años publicó su primera novela, El Grito del Amor, y en forma póstuma la última, Carol y Small G: Un Idilio de Verano.

A causa en gran parte a su alcoholismo, nunca tuvo una relación sentimental de larga duración. Se relacionó con la también novelista Marijane Meaker. Conservó su vida privada en estricta reserva y rehuyó la compañía de la gente; de hecho, Patricia Highsmith falleció sola en Locarno, Suiza, el 4 de febrero de 1995. Los únicos seres queridos que dejó en este mundo fue su gata Charlotte y un criadero de caracoles.
Novelas

Extraños en un tren (Strangers on a Train, 1950)
El precio de la sal / Carol (Carol, 1952)
El cuchillo (The Blunderer, 1954)
El talento de Mr. Ripley / A pleno sol (The Talented Mr. Ripley, 1955)
Mar de fondo (Deep Water, 1957)
Un juego para los vivos (A Game for the Living, 1958)
Ese dulce mal (This Sweet Sickness, 1960)
Las dos caras de enero (The Two Faces of January, 1961)
El grito de la lechuza (The Cry of the Owl, 1962)
La celda de cristal (The Glass Cell, 1964)
Crímenes imaginarios / El cuentista (A Suspension of Mercyr, 1965)
El juego del escondite (Those Who Walk Away, 1967)
El temblor de la falsificación (The Tremor of Forgery, 1969)
La máscara de Ripley / Ripley bajo tierra (Ripley Under Ground, 1970)
Rescate por un perro (A Dog’s Ransom, 1972)
El juego de Ripley / El amigo americano (Ripley’s Game, 1974)
El diario de Edith (Edith’s Diary, 1977)
Tras los pasos de Ripley / El muchacho que siguió a Ripley (The Boy Who Followed Ripley, 1980)
Gente que llama a la puerta (People Who Knock on the Door, 1983)
El hechizo de Elsie (Found in the Street, 1987)
Ripley en peligro (Ripley Under Water, 1991)
Small g: un idilio de verano (Small g: a Summer Idyll, 1995)

 

Libros de relatos
Once (Eleven, también conocida como The Snail-Watcher and Other Stories, 1970)
Pequeños cuentos misóginos (Little Tales of Misogyny, 1974)
Crímenes bestiales (The Animal Lover’s Book of Beastly Murder, 1975)
A merced del viento (Slowly, Slowly in the Wind, 1979)
La casa negra (The Black House, 1981)
Sirenas en el campo de golf (Mermaids on the Golf Course, 1985)
Catástrofes (Tales of Natural and Unnatural Catastrophes, 1987)
Los cadáveres exquisitos (1995, selección de relatos escritos entre 1960 y 1990)
Pájaros a punto de volar (1ª parte de Nothing That Meets the Eye: The Uncollected Stories, 2002, reúne relatos escritos entre 1938 y 1949, publicada póstumamente)
Una afición peligrosa (2ª parte de Nothing That Meets the Eye: The Uncollected Stories, 2002, reúne relatos escritos entre 1950 y 1970, publicada póstumamente)

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En El talento de Mr. Ripley, la más célebre novela de Patricia Highsmith, aparece su más fascinante personaje: el inquietante y amoral Tom Ripley, figura prototípica de un género que Highsmith inventó, que se sitúa entre la novela policíaca y la novela negra, entre Graham Greene y Raymond Chandler, donde el más trepidante suspense se aúna a un vertiginoso análisis psicológico. Mr. Greenleaf, un millonario americano, le pide a Tom Ripley que intente convencer a su hijo Dickie de que regrese al hogar. Tom acepta el encargo –de paso pone tierra por medio a posibles problemas policiales– y encuentra a Dickie y a su amiga Marga, con quienes establece una turbia relación que desemboca en el crimen y el engaño.

 

Con el título de A pleno sol, la novela fue llevada al cine en 1960 por René Clement, con Alain Delon en el papel de Ripley. En 1999 se estrenó un remake titulado El talento de Mr. Ripley, dirigido por Anthony Minghella y protagonizado por Matt Damon, Gwyneth Paltrow y Jude Law.

 

El talento de Mr. Ripley (Trailer)

 

Kirmen Uribe: «La hora de despertarnos juntos».

Es como una gran novela que te cuenta la historia del S.XX con mucha humanidad»
La hora de despertarnos juntos’ es un retrato histórico que comienza en el País Vasco y se vuelve universal. Karmele Urresti y Txomin Letamendi son los dos protagonistas de esta narración.

Kirmen Uribe (Vizcaya, 1970) ya es mayor. El autor de Bilbao-New York-Bilbao (Seix Barral, 2010), con la que ganó públicos extranjeros y numerosos premios españoles, presentaba a un joven poeta extrañado ante el descubrimiento del mundo. Su prosa vivaracha e incluso lujuriosa es ahora madura, se acerca a J. M. Coetzee, a W. G. Sebald, a los escritores que adora, aquellos que combinan realidad e invención para entrar en el alma de los países o de las personas. Publica, también en Seix, La hora de despertarnos juntos, una novela de ficción con la que viaja al alma de una familia vasca y a la vez al interior de una época, la posguerra española, en la que se juntaron el drama del exilio y la poca vergüenza del régimen de Franco, además del desdén internacional por lo que aquí ocurría.

El asunto es vasco, enteramente, “pero es global”, dice Uribe, casaca vaquera, sus habituales pañuelos coloridos al cuello, su cara de niño como cuando publicó su novela anterior y aún jugaba con los lápices. La familia que lo protagoniza es de artistas, ella era una joven enfermera expulsada al exilio por la guerra civil; participa como soprano en un coro vasco al que le da su trompeta un joven, Txomin. Ese coro es el emblema vasco del exilio; un benefactor que procede de la familia Sota, nacionalista e industrial, lo protege, y José Antonio Agirre, el lendakari apeado por el franquismo, y perseguido por todo el mundo, la celebra como una metáfora: el País Vasco sigue cantando. Manu Sota, que así se llama el benefactor nacionalista, culto y bohemio, conoce a Thomas Mann, asiste en el exilio a Agirre, conecta a éste con pensadores y escritores internacionales y mantiene con aquel trompetista una relación de amistad muy emocionante. “Manu crea un mundo, y es un mundo de veras; es un momento muy especial de Euskadi: se acabó el Gobierno, pero los vascos creían que seguían gobernados desde el exterior. Y Manu es el que convierte ese universo que aún tiene esperanza en un territorio abierto”.
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Produce melancolía, “y admiración”, dice Kirmen Uribe, asomarse a ese alma vasca “que fue herida, pero no fue rota”. Después de los sesenta, el desdén internacional (norteamericano, británico, francés…) por lo que sucedía en España precipitó esa melancolía hacia la tristeza. Y Manu Sota, “que representaba esa aspiración que tenían los vascos del exterior de regresar a su patria una vez depuesto Franco”, se dejó vencer por esa introversión que produce el fracaso. “Se encerró entonces a leer, a buscar en los libros, el alma que se había quedado atrás”.

“En la novela los hechos son verdad. Nada es mentira en mi novela”

Mientras tanto, el trompetista vivió con la enfermera su historia de amor y de exilio; vivieron en Venezuela, regresaron a España, para cumplir tareas de espionaje que resultaron fatales para el trompetista (Txomin) y para los suyos; fue torturado, encarcelado… Como en los libros de aquellos autores que admira, Kirmen no inventa nada. “Todo ocurrió. Yo supe la historia por mi madre, indagué, busqué, supe; y lo que no supe sí lo inventé. Inventé las escenas de amor, las conversaciones de Sota y Aguirre, las conversaciones de Sota y Txomin. Pero el esqueleto de la historia, todos los sucesos que se cuentan son reales”.

Y es que si no fueran reales, dice Kirmen Uribe, “no me hubiera sentido cómodo. Lo que cuento es verdad y tenía además que parecerlo. Conocía la historia, pero no conocía la verdad, como decía Carlos Fuentes. Tenía curiosidad por buscar en lo que ya sabía de una época que me fascinaba. Lo escuché en casa, en la escuela, en la calle. Todo me fascinaba desde niño y quería investigar. ¡El novelista tiene que escribir sobre aquello que no sabe! Eso también lo dice Richard Ford, que empieza siempre de cero las novelas. Yo también”.

Se lo escuchó a su madre, que en el libro lo guía. “Me apetecía mostrar al mundo esta otra visión de lo vasco”. De ese viaje al fondo del alma salió tranquilo. “Escribí una novela honesta. Los hechos son verdad, los documentos son verdad, excepto una pequeña carta que me invento. Y no hay mentira ninguna. Nada es mentira en la novela”.

-Es el libro de una persona mayor.

-Tal vez sea el primer libro de mi etapa madura, puede serlo. Aunque estoy satisfecho de mis anteriores libros, muchas veces compruebo que han sido pasos para llegar a este, a esta nueva etapa que se abre ahora con novelas más largas, más complejas. Creo que sí, es el primer libro de una nueva etapa.

Abraza, habla y ríe como cuando presentó Bilbao-New York-Bilbao y era un chiquillo. Ahora ya conoce el mundo, pero sobre todo ya sabe qué era de veras lo que le contaba su madre sobre los vascos que fueron borrados del mapa tras la guerra. Ahora cree que es otra vez es “la hora de despertarnos juntos”, que es el verso de Ezra Pound (que escribía en revistas vascas en la República) que da título al libro.

 

Kirmen Uribe: ‘No hay una lengua más bella que otra’

 

Compilación realizada por Lorena Lacaille.